El día que Enzo Ferrari renegó del color rojo en su vehículo de competición
Según la tradición, los automóviles de competición llevaban un color determinado en función del país de origen del equipo. Así, el azul era el color para la carrocería de los coches franceses; los alemanes debían ir pintados de blanco o plata; el color de los británicos era el verde y en cuanto a los italianos el rojo, el Rosso Corsa, era el color de su pintura.