Estos coches nunca tendrán óxido en su carrocería ¿sabes cómo evitarlo en la del tuyo?
Acero, aluminio… o fibra de carbono. Estos son algunos de los materiales que visten y dan forma a la carrocería de los vehículos. El más usado es el primero, pero cuenta con muchos inconvenientes, entre ellos, la temida corrosión y la oxidación.
El I+D+i de los laboratorios de las automovilísticas siempre van un paso más allá en la búsqueda de nuevos materiales y soluciones que hagan más ligero el vehículo y, también más económico.
Los fabricantes más atrevidos, tratando de buscar una alternativa asequible y duradera, han llegado incluso a fabricar paneles de carrocería de fibra de vidrio mezclada con resina fenol-formaldehído, un polímero sintético. Así pues, vamos a ver algunos de los automóviles que han apostado por el plástico para su traje exterior.
Pero antes de que estos novedosos materiales llegaran a las factorías, antes hubo otros experimentos. El plástico fue uno de esas primeras pruebas y uno de los pioneros fue Henry Ford.
El resultado fue el llamado 'Soybean Car' o "el coche de soja" de Ford, también llamado 'Hemp Car' o "coche de cáñamo", cuya carrocería se fabricó utilizando un material plástico obtenido a partir de habas de soja y cáñamo.
Eso fue en los años cuarenta, una década más tarde el Corvette C1 llegó al mercado y ha llegado a nuestros días y ya va por su octava generación, por primera vez con motor central.
Pero, a pesar de ser uno de los primeros y más populares, ese galardón se lo queda el Trabant 601, del que entre 1964 y 1990 se fabricaron 2,8 millones de ejemplares en la RDA.
El material utilizado para este vehículo fue el duroplast, un material plástico de resina de fenol-formaldehído y algodón. Los ingenieros consiguieron así adelgazar el coche hasta los 620 kilos.
Años 80
Otra de las grandes marcas que apostó por el plástico fue la gala Renault, pero no lo hizo hasta los años 80. A esta fiebre también se sumó General Motors, pero el concepto no consiguió el éxito deseado en Estados Unidos.
Pese a ello, Renault siguió esta senda y en 2001, a través de la firma Matra, convirtió el Avantime en el primer monovolumen coupé. El coche se inspiró en el Espace y los paneles de la carrocería también se fabricaron en plástico.
Más reciente es el i3 de BMW, que aún sigue a la venta, y que equipa un chasis monocasco de fibra de carbono, algo bastante innovador en vehículos de calle, además de contar con paneles de la carrocería de plástico.
La lucha contra el óxido
Todos estos vehículos tienen algo en común: nunca sufrirán un problema grave problema: la corrosión y el óxido. Y es que la sal, el agua y la humedad hacen muy mala combinación para la carrocería y el chasis de los coches 'convencionales', pues su presencia continuada puede provocar que los materiales se oxiden y pierdan las propiedades para las que están diseñados.
Por ello, tanto en verano como en invierno, si vives en una zona de costa es bueno que limpies tu coche a menudo, poniendo especial atención en las partes que quedan a la intemperie.
¿Cómo se produce? El óxido exterior lo encontraremos fácilmente en las zonas donde se suele producirse acumulación de humedad, y también en aquellas áreas de la carrocería que hayan quedado desprotegidas debido a algún golpe o rayón que ha afectado a la pintura.
Por su parte, el óxido interior es el que aparece en zonas más escondidas de la carrocería, como los bajos de automóvil, rincones de difícil acceso, interior del guardabarros etc.
El problema con este tipo de óxido es que si no nos fijamos es posible que tardemos en detectarlo, y según avanza el tiempo el problema se hace más y más grande, con lo que los trabajos de saneamiento y reparación también habrán de ser de mayor envergadura.