Las 'puertas suicidas' en los coches: el tipo de carrocería que no termina de desaparecer
Puertas suicidas no es un nombre muy comercial, pero es un tipo de apertura en los vehículos que ha sido muy usada por los fabricantes, aunque ha caído en desuso. Antes de la Segunda Guerra Mundial, había una moda en los Estados Unidos de colocar las bisagras de las puertas traseras cerca de los neumáticos, por lo que las puertas se abrían “hacia atrás”.
Éstas tenían la ventaja de facilitar que los pasajeros entraran y salieran del vehículo. Sin embargo, se desconoce el origen del concepto “puertas suicidas” Las leyendas son del todo fantasiosas.
Una corriente señala que, si las puertas de apertura invertida no estuvieran cerradas completamente, podrían abrirse rápidamente. Cualquiera en el asiento posterior que intentara alcanzar la manija de la puerta para cerrarla saldría disparado del coche hacia la carretera. Otros dicen que los gánsteres podrían empujar más fácilmente a los enemigos por estas puertas.
Este diseño era muy característico de los modelos de Ford, Lincoln y Mercury de mediados del siglo pasado. El Lincoln Continental de la década de 1960 era bastante famoso por sus puertas de apertura central. En 2019 y 2020, el Continental volvió a estar disponible en una edición limitada con puertas suicidas.
Rolls-Royce las mantiene
El único fabricante que aún mantiene las puertas de apertura inversa al momento de redactar este artículo es Rolls-Royce. Y las usa en sus berlinas de cuatro puertas, en su coupé y en su SUV. La idea con estos coches de súper lujo es que un chofer abra la puerta trasera desde el exterior, permitiendo que los pasajeros salgan de una forma más fácil y elegante.
Algunos lanzamientos más modernos han empleado puertas reducidas que se gestan en torno a esta disposición, tales como el ya extinto BMW i3 (2013-2021), el Mazda MX-30 (2020) y el Fiat 500 3+1 (2021), que solo tiene una puerta a la inversa dedicada.