Cómo gastarse dos millones de dólares en un coche y tener que pintarlo después ¿o no?
El Lamborghini Miura es, para muchos, uno de los coches más bonitos de todos los tiempos, además de ser considerado el primer supercoche de la historia. Sin duda todos y cada uno de los ejemplares que salieron de Santa Agata Bolognese son todo un verdadero icono del mundo del automóvil. No obstante, hay algunas unidades más especiales que otras...
Y es que el pasado 14 de agosto, de la mano del especialista RM Sotheby's, se subastó un Lamborghini Miura con mucha historia, y para el que su nuevo propietario tuvo que desembolsar casi 2,1 millones de dólares (unos 1,87 millones de euros). Se trataba de un P400 S by Bertone de 1971, con número de chasis 4761, carrocería 675 y código de producción 575, que llamaba la atención, sobre todo, por el acabado de su carrocería, con el metal 'al desnudo', ya que no estaba pintada.
El modelo era especial puesto que se trataba de toda una cápsula del tiempo. No en vano, durante cuatro décadas estuvo escondido en un almacén de California, en Estados Unidos. Su primer dueño fue un estudiante iraní que lo tuvo durante dos años, aunque tras un accidente menor y algún intento de restauración, el coche terminó aparcado en el citado almacén.
Ocho meses de restauración
Cuarenta años después, el Miura fue adquirido por un entusiasta que reclutó a un equipo de expertos para restaurar el toro 'durmiente'. Beckman Metal Works pasó ocho meses reparando los daños del vehículo, mientras que Chris Morgan, Morgan Images, se encargó del resto de la carrocería y de eliminar la pintura. Según RM Sotheby's, todos esos trabajos de restauración estaban convenientemente detallados.
Y así ha llegado este Miura cuya carrocería metálica está totalmente expuesta, sin pintura, aunque el tono original (Gray-White) se puede ver todavía en la parte interior de las puertas o en parte del vano motor.
El habitáculo, por su parte, conserva el color azul original, y el motor es el mismo 4,0 litros V12 atmosférico con el que salió de fábrica, con unos 375 CV de potencia y asociado a una caja de cambios manual de cinco velocidades y que apenas recorrió 26.000 kilómetros hasta salir a subasta, ya que fue utilizado durante muy poco tiempo antes de su letargo de 40 años...
Su ahora propietario se enfrenta a una difícil pero envidiable tesitura: devolver a su carrocería recuperada por expertos a su apariencia original de fábrica con una capa de pintura Gray-White, aplicar otro color completamente diferente o, la opción más atrevida, pero quizás la más gratificante, que sería disfrutarlo en su deslumbrante estado puro como en el que se encontraba al subastarlo ¿Tú que harías?