Las diez cosas que, sin duda, más pueden dañar la pintura y la carrocería de tu coche
La elección del color de nuestro coche es una de esas decisiones importantes que tomamos al adquirirlo. Sin embargo, nuestras 'preocupaciones' sobre la pintura de nuestro vehículo no acaban ahí, ya que desde el momento de la compra deberemos cuidar el exterior con el mismo mimo que cuidaremos la mecánica. De este modo, estaremos muy atentos a todas aquellas cosas que más puedan dañar tanto la pintura como la carrocería de tu vehículo ¿Sabes cuáles son?
La pintura del coche cumple funciones más allá del aspecto estético. No en vano, se encarga de proteger la carrocería de los efectos perjudiciales del exterior. Así, al actuar como una barrera de protección, esta capa también puede sufrir desperfectos y dejar de cumplir su función.
De este modo, al igual que otros elementos del coche, la pintura necesita cuidados además de un ojo atento para detectar posibles roces o abolladuras. Entonces, será importante subsanar el daño detectado en la capa exterior del coche lo antes posible, antes de que el óxido y la humedad penetren en la carrocería y provoquen más desperfectos.
Las 10 cosas que más dañan la pintura de tu coche
1. Los rayos del sol
Obviamente, a nuestro coche le va a dar el sol bastante. En marcha es imposible evitarlo, pero siempre que vayas a aparcar, procura buscar un sitio con sombra, si bien lo ideal es contar con un garaje. Especialmente en verano, la exposición a los rayos ultravioleta del sol desgastará la pintura más rápido de lo normal, especialmente, en el caso de los colores más claros.
2. Las inclemencias meteorológicas
Una de las principales causas del desgaste de la pintura del coche son las inclemencias meteorológicas, algo que tampoco podemos evitar, pero que también se presupone. Si vives en una zona donde las lluvias y las nevadas son una constante, la pintura de tu coche sufrirá más. Y eso por no hablar de las granizadas… Y aunque la pintura de los vehículos cada vez es más resistente a todos estos fenómenos, si no limpiamos el coche periódicamente, acabarán dañándola.
3. Los cambios bruscos de temperatura
En línea con lo anterior, y más allá de la temperatura ambiental, los cambios bruscos también los podemos provocar nosotros. Por ejemplo, en verano no laves el coche en las horas centrales del día, pues la diferencia de temperaratura de la carrocería con la del agua que se utiliza puede resultar dañina para la pintura. Mejor que lo hagas a primera hora de la mañana o a última de la tarde. Lo mismo ocurre, pero al revés en invierno, si lavamos el coche con agua caliente.
4. El salitre del mar (y la sal de la carretera)
En invierno es habitual que las carreteras sea rociadas con sal para evitar las heladas. Con el paso de los coches, ésta salta al nuestro vehículo posándose en la pintura. Se trata de un elemento muy corrosivo que puede dañarla. Si te ha tocado circular en estas circunstancias, no tardes en lavar a fondo el coche. Asimismo, si vives en zonas costeras, la sal del mar en el ambiente será igual de peligrosa para la pintura y la carrocería de tu coche. De ahí que sea igualmente importante lavar el coche periódicamente.
5. La resina de los árboles
Antes te decíamos que procures aparcar a la sombra siempre… pero que no sea a la sombra de un árbol. Estos producen una gran cantidad de resina que se deposita sobre la carrocería de nuestro coche dañando la pintura. Incluso a veces puede ser tan densa que nos veamos obligados a hacer un lavado especial al coche. Hay que retirarla lo antes posible.
6. Los excrementos de los pájaros
Nadie está a salvo de los proyectiles que nos lanzan palomas y otras aves. En el caso de que caiga alguna sobre la pintura de tu coche, no tardes en limpiarlo porque puede ser que cuando lo hagas la zona haya quedado dañada. Y cuidado al retirar los restos para no provocar daños en la pintura...
7. El líquido de frenos
El líquido de frenos es tremendamente corrosivo, con lo que si eres de los que manipula este fluido en casa debes tener muy en cuenta no manchar con él la carrocería del coche si quieres mantener la pintura impoluta. Mejor deja esta operación a un profesional del taller y evitarás disgustos...
8. El polvo, la arena, la gravilla...
Estos elementos se sitúan entre los principales agentes por los que se estropea la carrocería de un coche. En caso de que se acumulen, pueden actuar como agente corrosivo y producir la decoloración de la pintura. En las regiones con gran viento, el golpeo constante de estas partículas da lugar a ralladuras en la chapa.
En este sentido, transitar por caminos pedregosos no solamente puede tener repercusión en los bajos del vehículo, sino que también puede afectar a la carrocería. Los pequeños guijarros que saltan al circular por estas vías descascarillan la pintura. Este riesgo se incrementa cuando vamos detrás de otro coche.
9. No limpiar el coche con regularidad
No te decimos que tengas que hacerlo cada tres o cuatro días, pero tampoco llegues al extremo de que se pueda escribir sobre él. La carrocería del coche hay que limpiarla de forma frecuente —cada dos semanas como mucho— para retirar todas las partículas que se depositen sobre ella y que a la larga pueden dañarla.
10. Usar productos inadecuados
No utilices productos agresivos para lavar (usa siempre productos específicos). Además, evita en lo posible los antiguos túneles de lavado con rodillos de plástico, ya que provocarán pequeños arañazos. Primero, porque con el tiempo harán perder brillo a la pintura y, peor aún, porque pueden acabar llegando a la carrocería y favorecer la aparición de óxido.