El Alfa Romeo que ganó a las 'Flechas plateadas' en su propia casa cumple 90 años
Alfa Romeo utilizó las siglas '8C' en los años 30 del siglo XX para designar a sus coches con motor ocho cilindros, todo un hito técnico. No en vano, en 1938, el 8C 2900B, con 180 CV (la versión con 225 CV era de carreras) era considerado el automóvil de producción más rápido del mundo. Ganador de los más prestigiosos concursos de elegancia, el Alfa Romeo 8C, que acaba de cumplir 90 años, logró una histórica 'Victoria Imposible', que aún hoy se recuerda...
El Alfa Romeo 8C (1931-1939)
Pocas veces 8 cilindros en línea han dado para tanto. Fueron creados por el ingeniero de origen húngaro Vittorio Jano para el motor de una generación de coches de carreras, destinados a ampliar el palmarés de Alfa Romeo en la década de 1930.
De esta hazaña técnica, surgió el nombre 8C, con el que se bautizó, entre 1931 y 1939, a los automóviles de competición, deportivos y de alta gama propulsados por este hito de la tecnología de su época. Jano ya había sido el artífice de un vehículo tan exitoso como el Alfa Romeo P2, vencedor del primer Campeonato Mundial de Automóviles en 1925.
Chasis de dos tamaños para el 8C 'de calle'
Pensado inicialmente como un motor destinado a la competición, el 8C de Alfa Romeo pronto empezó a despertar interés entre los “alfistas” de la época, por lo que la marca empezó a vender chasis a particulares en otoño de 1931.
Se comercializaban en dos tamaños, Lungo y Corto, que eran revestidos, siguiendo los gustos y caprichos de cada cliente, por los carroceros más reputados de la época, como Zagato, Carrozzeria Touring, Carrozzeria Castagna, Pininfarina o Brianza.
Entre sus propietarios figuraban aristócratas, como Maud Thyssen, empresarios de éxito, como Andrea Piaggio, o las estrellas del motor que llevaron las versiones de carreras a la victoria, como Raymond Somme o Tazio Nuvolari.
Éxitos en la competición
El Alfa Romeo 8C 2300 tuvo su bautismo de fuego en la Mille Miglia de 1932 y el resultado no pudo ser mejor: dos unidades, pilotadas por Mario Umberto Borzacchini y Carlo Felice Trossi, ocuparon los dos primeros puestros estableciendo un récord de velocidad media de 109,884 Km/h.
Fue el inicio de una era de dominio absoluto de este modelo en la prestigiosa prueba italiana. Así, diversas versiones del 8C se fueron sucediendo en el palmarés de la Mille Miglia hasta 1938, última edición antes de la II Guerra Mundial.
Un reinado comparable al que estableció en la Targa Florio, una durísima carrera siciliana en la que se impuso Tazio Nuvolari en 1931 y 1932, y que el 8C también ganaría los tres años siguientes.
Dominio también en los circuitos
Más allá de las carreteras, el Alfa Romeo 8C 2300 también ganó fama en los circuitos. Las parejas Campari-Nuvolari y Minoia‑Borzacchini lograron un histórico doblete en el GP de Italia de 1931, disputado en Monza.
Esta victoria daría nombre a la versión Spider biplaza, el Alfa Romeo 8C 2300 Monza, en una estrategia de marketing similar a la que se siguió con el 8C 2300 más deportivo, bautizado como 'Le Mans', en honor a cuatro años de triunfos consecutivos (de 1931 a 1934) en la prueba de resistencia más famosa del mundo.
El motor 8C marcaría un hito en 1933 al propulsar el Alfa Romeo P3 Monoposto Tipo B, uno de los primeros monoplazas en competir en los Grand Prix y que sería el germen de la Scuderia Ferrari.
La 'Victoria Imposible'
La consagración del Alfa 8C llegaría a mediados de los años 30 con el desarrollo de versiones cada vez más potentes, como la Bimotore, con 540 CV, gracias al trabajo conjunto de dos motores de 3.2 L situados a ambos lados del automóvil.
Un auténtico monstruo que demostró sus cualidades en los 95 km de la Florencia‑Livorno de 1935, en la que Tazio Nuvolari rompió todas las marcas al alcanzar los 364 km/h y cubrir el trayecto entre ambas ciudades italianas a una velocidad media de 327 Km/h.
Una proeza que quedaría eclipsada por otra lograda el mismo año en el GP de Alemania. El 'Infierno Verde' de Nürburgring fue el escenario de la 'Victoria Imposible', en la que 'Il Mantovano Volante' humilló a un plantel estelar de “Flechas Plateadas” en su propia casa.
Con una remontada épica y un ritmo vertiginoso, se impuso al Mercedes de Manfred von Brauchitsch en la última vuelta. Un triunfo que hizo entrar a Nuvolari y su Alfa en la leyenda del automovilismo.
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Alfa Romeo 8C Competizione
El nombre 8C tendría su continuidad en el siglo XXI en el Alfa Romeo 8C Competizione, un superdeportivo que recuperaba la ligereza y la propulsión trasera que caracterizaron a su legendario antecesor de los años 30 para ofrecer 450 CV.
Se comercializaron dos versiones, ambas de 500 unidades numeradas: un coupé entre 2007 y 2009, al que tomaría el relevo un spider entre 2008 y 2010.
El 8C 2900B Le Mans Speciale de 1938
Alfa Corse, el departamento de carreras creado por Alfa Romeo, tras comprar las acciones de la Scuderia Ferrari, inscribió un único 8C 2900B en la edición de 1938 de Le Mans.
El automóvil, construido por Touring, presentaba una carrocería coupé simplificada, pero muy innovadora, pues los automóviles de carreras de Le Mans eran casi siempre abiertos.
El coupé tuvo un rendimiento particularmente bueno en el inicio, ganando una distancia de 160 km al coche siguiente, hasta que tuvo un problema en los neumáticos y después con una válvula partida.
Esa fue la única vez que el coupé corrió oficialmente. Tras la II Guerra Mundial, participó en carreras menores con equipos privados. Después, fue expuesto en el museo Donington a partir de los años 60 antes de llegar al Museo de Alfa Romeo.
En 1987, una revista italiana probó el 8C 2900B en el túnel de viento de Pininfarina, donde se midió un coeficiente aerodinámico Cx de 0,42, el mismo que deportivos más modernos como el Lamborghini Countach (1974) o el Triumph Spitfire Mk IV (1971-1980). Incluso, llegó a medir 0,38 con las tomas de aire cerradas, igualando el del primer Mazda MX-5 (1989).