¿Quieres que tu coche no se devalúe con el tiempo? Vete olvidando de estas malas costumbres
En el momento en el que tienes un coche debes cuidarlo, incluso, aunque esté recién salido de un concesionario. Que sea nuevo no te asegura que vaya a tardar en dar problemas o tener averías. Por lo tanto, es importante el buen uso que le des para tu seguridad y la de todos. Y, sobre todo, para que perdure en el tiempo.
Cuida la pintura y la carrocería
Mantener tu vehículo en buen estado es fácil pero requiere constancia. Y el buen cuidado no sólo tiene que ver con su interior sino también con su pintura y su carrocería.
En este sentido, el buen cuidado de tu coche comienza por una buena limpieza periódica. No se trata solo de limpiar por dentro sino el exterior. La carrocería es la piel de un vehículo.
Siempre está en contacto y expuesta a todo lo externo. La resina de los árboles, la exposición al sol, las deposiciones de las aves… son ejemplos claros de un desgaste a posteriori de la carrocería del coche. Se ve afectada sino lleva un buen mantenimiento. Y cuidado, no utilizar productos agresivos que levante el color.
En efecto, la exposición al sol no solo supone una decoloración del coche, sino también opaca los faros o decolora y agrieta el salpicadero.
Otros malos hábitos también devalúan tu coche
Además del cuidado interior y exterior es importante prestar atención a su mecánica. En este sentido, hay malos hábitos en tu conducción diaria que desgastan automáticamente las piezas del vehículo y que puedes evitar.
Si observamos el embrague, es una pieza que sufre si la pisamos continuamente y no cuando sea necesaria. Por lo que acaba pasando factura a medio-largo plazo.
En cuanto a la palanca de cambios, hay conductores que deciden apoyarse en ella ejerciendo una presión en los mecanismos que provoca erosión y holguras en sincronizadores o rodamientos.
Si eres uno de ellos no lo sigas haciendo. Al igual conducir en reserva es malo para el motor. Implica un sobre esfuerzo por parte de la bomba para mover el combustible a través de los diferentes conductos.
No tienes por qué forzar la mecánica si no es necesario. A veces por circunstancias, el vehículo se ve expuesto a continuos acelerones y frenazos que empeoran su estado. La conducción abrupta provoca desgaste tanto en el motor, transmisión, sistema de frenos o incluso en los neumáticos. Y si se realiza el movimiento con el motor en frío mucho peor.
De igual forma, las sobrecargas nunca son buenas. O el hecho de no distribuir bien el peso en el vehículo. Esto deteriora el sistema de suspensión y a corto plazo, la seguridad de uno mismo ante la conducción.
Conservar tu coche lo mejor posible, darle el valor que se merece y sacar el mayor partido de él si lo acabas vendiendo pasado un tiempo es tu labor como conductor.
No en vano, a la larga, el coche si está en mal estado, su valor disminuye. Puedes consultar cuánto vale tu vehículo en las tablas de devaluación que aparecen en el BOE cada año y que estarán el vigor al año siguiente según los precios vigentes para ese año y su porcentaje de depreciación en función de la antigüedad...