Ranchera, familiar, shooting break, sport wagon: así es una de las carrocerías más incomprendidas de los coches
Antes de los SUVs eran las reinas de las carrocerías familiares
Prácticamente todo el mundo sabe de qué tipo es su carrocería. Un hatchback, como puede ser un Golf, un sedán, como puede ser un BMW serie 5, o un SUV, como cualquiera de los miles de modelos que todas las marcas incorporan a su catálogo. Desde tesla hasta Lamborghini y Ferrari. Todos los fabricantes tienen un SUV.
Pero de la misma manera que ocurrió en la tierra, que llegaron los dinosaurios antes que los humanos muchos millones de años antes, algo así pasó en la carrocería. Mucho antes de que el SUV se pusiera de moda, existían y circulaban por nuestras carreteras las rancheras, unos coches familiares amplísimos y para todo uso. Pero ¿qué es hoy de estos casi extintos modelos?
La mítica y olvidada ranchera
Ranchera, sport wagon, break… esta carrocería se conocía por varios nombres. Pero en su definición más básica, podemos decir que una ranchera no es ni más ni menos que un coche familiar, es decir, una berlina con más maletero. Mucho más maletero.
Una de las principales diferencias es el maletero, pues en una berlina, de cuatro puertas casi siempre salvo raras excepciones el portón trasero se separa del resto del habitáculo mientras que en la ranchera cuenta con su cristal trasero y, por supuesto está ‘unida’ al resto del interior. Además, estos coches podían ser modulares, con hasta 7 asientos. Por último, podemos destacar su amplitud y capacidad de carga.
Con respecto a los SUV, las rancheras son más ligeras y ante igual motor consumirán menos. En contra, al ser más bajas, la entrada y salida de ellas es más dificultosa que la de un SUV gracias a su posición elevada. Además, los SUV tienen también la ventaja de ser algo más polivalentes por si algún día tenemos que pasar por un camino de tierra con ellos.
Las rancheras de nuestro tiempo
Es cierto que los SUV son la opción número uno para aquellos que quieren comprarse un coche familiar, y es que su posición alta y su aspecto robusto suele llamar más la atención de quien quiere comprarse un coche que una ranchera.
No obstante, las marcas han dado un lavado de cara a las carrocerías de sus rancheras quitándoles ese cliché de coche fúnebre. Siguen teniendo mucho espacio, siguen siendo igual o más polivalentes en su interior y ahora cuentan con un look más moderno y atractivo y en algunos casos, con motores que ya los quisieran algunos deportivos.