GSI, OPC, GSE… Algunas de las transformaciones de carrocerías más radicales que Opel ha aplicado a sus diseños
Opel ha tenido una larga lista de siglas que siempre le han acompañado a lo largo de las últimas décadas y alrededor de cualquier parte del mundo. Las mejores prestaciones de la marca alemana vienen desde GSE en los 70 o durante los 80 y 90 con GSI, que dio nombre a versiones muy conocidas de los Opel Kadett, Manta y Corsa, e incluso OPC que se ha prolongado hasta tiempo muy recientes.
Entre 1986 y 1991 se comercializó el Opel Kadett GSi, todo un referente en una época en la que las marcas automovilísticas estaban en una pugna constante para lanzar la versión con más caballos y mayor velocidad punta de sus modelos compactos. En ese contexto, el modelo del Blitz supo imponerse a sus rivales con un motor 2.0 de 16 válvulas, considerado como el mejor de su era, que desarrollaba 160 CV en un automóvil que sólo pesaba 1.045 Kg y que destacaba por sus formas aerodinámicas. El resultado fue una velocidad máxima de 218 Km/h y una aceleración de 0 a 100 Km/h en 8 s.
Pronto la filosofía GSi se trasladó a otros modelos, como el ya deportivo Opel Manta y el Opel Corsa. El urbano del “Blitz” asombró en sus generaciones A y B con un motor 1.6i de 100 CV que, en un vehículo de menos de una tonelada, permitía alcanzar los 195 Km/h y pasar de los 0 a los 100 Km/h en 9,5 s.
A finales de los años 90, la serie GSi llegó a su zenit con el Opel Astra F GSi, capaz de acelerar de 0 a 100 Km/h en sólo 8 s gracias a los 150 CV de su motor 2.0 16V, y ya en el siglo XXI, con el Opel Insignia GSi y su mecánica turbo de 260 CV.
En 1997, se iniciaron las actividades del Opel Performance Center, una división creada para sacar el máximo jugo a las prestaciones de los distintos modelos del Blitz. Sus trabajos se distinguen con las siglas OPC y han dado versiones como el Opel Astra OPC y sus 280 CV, que superó a Opel Astra 2.0 Turbo OPC de 200 CV, o el Opel Corsa OPC de 192 CV.
GSE son unas letras que hacen volar la imaginación entre los amantes del automóvil. Su significado histórico es el de Grand Sport Einspritzung, Grand Sport Inyección. Bajo estas siglas, Opel distinguía, las versiones más deportivas y con mayores prestaciones en su gama. Hoy, el acrónimo histórico GSe vuelve para adaptar esta apuesta por el placer del automóvil a una nueva era: la de la transición energética. Con su nuevo significado de Grand Sport Eléctrico, rinde homenaje a un legado impresionante y lo traslada al automóvil de hoy, equipado con tecnologías electrificadas pensadas para disfrutar al volante.
La nueva gama Opel GSe llega a nuestras carreteras con dos alternativas híbridas enchufables llenas de detalles “Racing”, como el diseño de los paragolpes y el difusor trasero, que ofrecen potencias de hasta 300 CV y un equipamiento de gama alta. La dirección y el chasis del Nuevo Opel Astra GSe y el Nuevo Opel Grandland GSe cuentan con una calibración deportiva exclusiva, realizada con tecnología KONI FSD. Cuentan un elementos de diseño característicos, llantas de aleación en corte diamente/negro exclusivas y asientos de alto rendimiento GSe con certificación AGR, para que devorar kilómetros no sea un problema.
En definitiva, Opel siempre ha cuidado el placer de conducir y el espíritu deportivo de sus modelos. De esta manera, sus versiones más radicales (GSE, GSi u Opc) han destacado por su potencia. Por otro lado, otro de sus puntos fuertes es mezclar motores potentes, chasis ligeros y diseños aerodinámicos, como ha sido el caso de Corsa, Kaddet o Astra. Ya más recientemente, las letras GSE unidas a un Opel han sido sinónimo de emoción y sensaciones deportivas que ahora se ven identificadas con la nueva gama GSe que distingue vehículos electrificados con mayores prestaciones y un estilo dinámico.