Las curiosidades que el mítico -y codiciado- BMW Z8 esconde en su hermosa carrocería

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Un icono como el BMV Z8, bien merece explicar su historia detenidamente. Forma parte de uno de los proyectos más arriesgados de BMV, que tuvo la intención de fabricar algo muy diferente, de tal forma que consiguió lanzar un deportivo de diseño retro y planteamiento muy deportivo. A día de hoy sigue siendo un coche único e irrepetible y que todavía sigue levantando pasiones.

 

El primer indicio de lo que conocemos como BMW Z8 lo encontramos en el Salón del Automóvil de Tokio de 1997 con un prototipo rompedor que quedaría como uno de los mejores ejercicios de la era del diseñador Chris Bangle como jefe de este departamento en BMW. Hablamos del BMW Z07, un concepto que buscó llevar al presente de aquel momento el espíritu del BMW 507 original. Su éxito fue rotundo, algo que buscaba BMW, provocando entonces que en Munich se sentaran a hablar sobre la posibilidad de lanzar al mercado un deportivo que en nada tenía que ver con la gama de modelos de BMW en aquellos momentos.

Aun así, el verdadero artífice del BMW Z07 y el BMW Z8 inspirado en el concept fue Henrik Fisker cuando trabajaba en BMW Designworks en California, diseñador que más tarde pasaría al primer plano automovilístico como protagonista de la historia del fabricante Fisker. El interior del BMW Z8 corrió a cargo de un segundo diseñador, Scotty Lemper, aunque gran parte de sus mandos y equipamiento del habitáculo fueron reciclados de otros modelos de BMW. Uno de sus elementos más característicos es su volante de aluminio de clara inspiración clásica.

Fabricado a mano

El BMW Z8 se diseñó como clásico y BMW lo lanzó con esa intención. BMW buscó innovar en tanto a sus chasis desarrollando una célula tridimensional de aluminio para reforzar la plataforma del BMW E39 M5 de la que partía. Aún así, buscó un formato que le permitiera ofrecer a sus clientes una exclusividad nunca antes vista en el fabricante. El lanzamiento del BMW Z8 se realizó en el año 2000 como edición limitada y con un equipo de fabricación específico que a la postre convertirían al BMW Z8 en un deportivo fabricado a mano. En 2003 se cesó su producción con 5.703 unidades ensambladas, la mitad de ellas fueron a parar a EE.UU. y 3.182 de los BMW Z8 fabricados fueron pintados en color gris metalizado.

Según señaló BMW en su momento, el BMW Z8 se construyó con la garantía de contar con soporte de fábrica y repuestos por un tiempo de 50 años. BMW quería fabricar un clásico y lo consiguió. Ahora se piden en torno a los 200.000 euros por un BMW Z8 en buen estado.

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Otra de las características más reconocidas de su diseño son sus luces de Neón, una revolución en su momento, permitiendo confeccionar aquellos intermitentes laterales y posteriores mínimos y alargados que eran imposibles de imaginar haciendo uso de bombillas.

Por otra parte, si algo consiguió hacer BMW con el Z8 fue el fabricar un roadster casi sin rivales, y parte de la culpa era su trabajado apartado ciclo puesto a punto por BMW Motorsport y con todo un V8 atmosférico animando al conjunto. El BMW Z8 era un roadster de poco más de 1.600 kilogramos, sin embargo gozaba de un impresionante motor 4.9 V8 de 400 CV y 500 Nm conectado al tren trasero mediante un cambio manual de seis relaciones.

BMW Motorsport hizo que el Z8 fuese realmente rápido, pues para realizar el 0-100 Km/h apenas necesitaba 4,7 segundos y podía volar a cielo abierto hasta los 250 Km/h autolimitados. Suerte que BMW entregó todas las unidades con su respectivo techo rígido, no para evitar las lluvias que para eso ya tenía capota de lona, sino para no volverte loco cuando el viento te golpeaba a más de 200 Km/h.

El BMW Z8, sinónimo a James Bond

El BMW Z8 ha sido y será uno de los coches más conocidos y admirados de la historia de BMW. Su diseño clásico y deportivo lo convirtieron en un reclamo de vital calado, especialmente cuando BMW y Universal Studios sellaron un acuerdo para convertir al BMW Z8 en el coche de James Bond con Pierce Brosnan como protagonista. La película en concreto fue «El mundo nunca es suficiente», e incluso para los menos amantes de las historias del agente secreto 007, ver actuar al BMW Z8 como arma del agente secreto británico bien merece la pena.

Otra de las anécdotas que cuenta este modelo, hace referencia a la producción del BMW Z8 ya finalizada. Hubo varios usuarios del modelo que reportaron fallos y diversos problemas relacionados con el propulsor, el chasis y las famosas luces de Neón de las que ya hemos hablado. En el caso del propulsor 4.9 V8 de 400 CV, todo apunta a un motor que necesita de más cariño que otras mecánicas para evitar males mayores. Este propulsor se caracterizó por un consumo alto de combustible y aceite, lo que se traducía en una especial atención a su correcto mantenimiento, sobre todo al practicar conducción deportiva, algo que no todos los propietarios del Z8 terminaron de entender.

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