Menos es más: la inesperada razón por la que Ferrari quiere reducir las opciones de personalización
En un mundo donde la exclusividad y la personalización parecen reinar entre los coches de alta gama, Ferrari ha decidido ir a contracorriente. Mientras otras marcas ofrecen infinitas combinaciones de colores, materiales y acabados para satisfacer los gustos más extravagantes, la firma italiana ha anunciado que limitará las opciones de personalización de fábrica en sus nuevos modelos. Y no, no es una cuestión de producción o logística. La razón es más profunda: proteger la identidad de la marca y el prestigio estético de sus icónicas carrocerías.
Un coche puede ser único... pero no ridículo
Personalizar un Ferrari es casi un rito de paso entre celebridades, deportistas o magnates. Pero cuando esa libertad se usa sin criterio estético, el resultado puede ser tan exclusivo como grotesco. Colores chillones, materiales imposibles, combinaciones visualmente agresivas… La carrocería de algunos superdeportivos termina convirtiéndose en un lienzo donde el mal gusto campa a sus anchas.
Y cuando lo que está en juego es la imagen de una marca como Ferrari, con décadas de legado y una identidad visual cuidada hasta el extremo, el impacto puede ser demoledor. Algunos modelos han terminado convertidos en memes virales, minando el aura de sofisticación que tanto ha costado construir.
La declaración de intenciones de Ferrari
Benedetto Vigna, CEO de Ferrari, ha sido claro en declaraciones recogidas por The Telegraph:
“Hemos pensado que, quizás, podemos predefinir las combinaciones de colores. No construiremos un coche extraño, eso seguro”.
Con estas palabras, Vigna deja entrever una estrategia de control estético por parte de la marca: no se trata de eliminar la personalización, sino de acotarla a combinaciones previamente aprobadas que respeten el ADN de Ferrari.
La carrocería, el alma visible de un coche, no puede quedar a merced del capricho o el desconcierto visual. En este sentido, Ferrari parece querer garantizar que cada coche que salga de Maranello sea un digno embajador de su linaje. Y eso, inevitablemente, pasa por ejercer cierto control sobre su acabado exterior.
¿Se acabaron los Ferrari excéntricos?
No del todo. Aunque la marca limitará las opciones directas de fábrica, los clientes seguirán teniendo libertad para modificar sus vehículos una vez en su poder. Es decir, si alguien quiere convertir su Ferrari en una reinterpretación de Nyan Cat, como hizo en su día el DJ Deadmau5 con su “Purrari”, podrá hacerlo… pero bajo su cuenta y riesgo.
De hecho, Ferrari no dudó en incluir al artista en su lista de clientes no deseados tras esa llamativa transformación, un gesto que revela hasta qué punto la empresa se toma en serio la imagen que proyectan sus coches, incluso después de venderlos.
El equilibrio entre la exclusividad y el diseño coherente
Este movimiento no solo responde a un problema de imagen. También puede interpretarse como un intento de devolver el protagonismo a lo que hace especial a un Ferrari: su diseño original, sus líneas fluidas, su carrocería perfectamente proporcionada y su pintura impecable.
Cuando un cliente sobrecarga visualmente su coche, el lenguaje de diseño concebido por los ingenieros y diseñadores se distorsiona. Y si hay algo que en Ferrari siempre han protegido con celo, es precisamente eso: el arte de construir coches bellos, equilibrados y con un carácter reconocible desde cualquier ángulo.
¿Qué papel juega la carrocería en esta decisión?
La carrocería es la carta de presentación de cualquier vehículo. En marcas como Ferrari, además, es un símbolo de estatus, rendimiento y tradición. Limitar las opciones de personalización implica poner en valor el diseño original, realzar el color, la forma y el acabado tal como fueron concebidos.
En este sentido, no se trata de recortar libertad, sino de evitar que el mal gusto manche la pintura de una leyenda. Cuando hablamos de vehículos de altísima gama, la coherencia visual es tan importante como el motor V8 o la aerodinámica. La belleza vende. Y si esa belleza se pierde por una mala elección cromática o por un vinilo fuera de lugar, todos pierden: el cliente, el coche… y la marca.
El buen gusto también se cuida en el taller
Aunque no todos tengamos un Ferrari en el garaje, esta noticia también nos recuerda la importancia de cuidar el aspecto estético de nuestros coches, empezando por la carrocería. Un acabado en buen estado, libre de arañazos, abolladuras o colores deteriorados, mejora no solo la apariencia del coche, sino también su valor y seguridad.
Un coche con una carrocería bien mantenida es más visible en carretera, más resistente a la corrosión y transmite una sensación de fiabilidad que no se logra con la pintura desgastada o los paragolpes desconchados.
Por eso, si tu coche necesita un lavado de cara, ya sea por un roce, una colisión o simplemente por el paso del tiempo, acudir a un taller especializado en chapa y pintura es una inversión inteligente. Y si lo que buscas es confianza, calidad y profesionalidad…
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