Bugatti-Diatto Avio 8C, el clásico de 1924 que unió aviación y carrocería en un coche irrepetible

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En el universo de los coches clásicos, hay piezas que trascienden el tiempo no por su velocidad, ni por su potencia bruta, sino por la historia singular que representan. Es el caso del Bugatti-Diatto Avio 8C de 1924, una máquina centenaria que no solo sorprende por su diseño inusual y su rareza extrema, sino porque encarna uno de los capítulos más fascinantes —y menos conocidos— en los orígenes de Bugatti.

Con su carrocería descapotable de inspiración aeronáutica, su mecánica desarrollada para volar y rodar, y una trayectoria marcada por el misterio y la exclusividad, este coche único en el mundo resurge para reivindicar su lugar como eslabón perdido de la innovación técnica en la historia del automóvil. Redescubierto tras décadas en un museo y restaurado con exquisito respeto por su esencia original, está listo para volver a brillar en una subasta internacional. Pero más allá del martillo del subastador, su verdadero valor reside en su legado como obra de ingeniería y símbolo de una época irrepetible.

Más que un coche: una fusión entre tierra y cielo

El Bugatti-Diatto Avio 8C no es un coche clásico al uso. Para empezar, no es estrictamente un Bugatti ni un Diatto, sino el resultado de una colaboración casi secreta entre Ettore Bugatti y Pietro Diatto, heredero de una reconocida familia italiana dedicada a la construcción de carruajes.

La historia se remonta a los primeros años del siglo XX, una época en la que la aviación daba sus primeros pasos gracias a pioneros como los hermanos Wright o Louis Blériot. Ettore Bugatti, apasionado por la ingeniería en todas sus formas, no tardó en imaginar que el futuro del motor no debía dividirse entre cielo y tierra, sino unirse en un mismo latido mecánico.

Así nació el motor Avio 8C, un coloso de ocho cilindros en línea desarrollado con una doble vocación: servir tanto en aplicaciones automovilísticas como aeronáuticas. Este ingenio técnico se montó en muy pocas unidades, y sólo una de ellas ha sobrevivido con su chasis original Diatto: la que conocemos hoy como Bugatti-Diatto Avio 8C.

Un diseño que parece sacado de un aeródromo

Una de las cosas que más sorprenden a primera vista de este coche es su estética singular, que mezcla a partes iguales la elegancia de los deportivos clásicos y la sobriedad técnica de un avión militar de la época. Todo en su diseño evoca una época de exploración y audacia:

  • El frontal alargado recuerda al fuselaje de una aeronave.

  • El parabrisas mínimo y curvado, más simbólico que funcional.

  • La transmisión mediante correas, que visualmente parecen parte del tren de aterrizaje de un biplano.

La carrocería artesanal, de líneas limpias y aerodinámicas, se ha conservado con un nivel de fidelidad excepcional. No hay aditivos modernos ni restauraciones invasivas. Cada detalle —desde los faros hasta el diseño del escape— respira autenticidad.

Este es un ejemplo perfecto de cómo una carrocería bien restaurada y tratada con respeto al original puede ser un portal al pasado. Y, sin duda, también un recordatorio de lo esencial que resulta confiar en profesionales cualificados cuando se trata de conservar o reparar vehículos clásicos.

Un chasis olvidado que reapareció por sorpresa

Durante décadas, este Bugatti-Diatto permaneció en silencio en un museo de Turín, sin documentación clara sobre su origen ni su configuración mecánica. Fue gracias al trabajo del historiador Uwe Hucke y del experto en Bugatti Claude Teisen-Simony que este unicornio de la historia del motor pudo ser identificado, restaurado y devuelto al mundo.

Su reaparición pública tuvo lugar en 2019, durante el prestigioso salón Rétromobile de París, donde causó verdadero furor entre coleccionistas y aficionados. Allí no solo se reconoció su rareza, sino su valor como testimonio técnico del modelo que inspiró al mítico Bugatti Type 41 Royale, una de las creaciones más grandiosas jamás concebidas por la marca.

El eslabón perdido entre dos eras de la ingeniería

Más allá de su belleza, el Bugatti-Diatto Avio 8C es valioso por lo que representa: una visión adelantada a su tiempo. Su motor Avio 8C fue el punto de partida para el Type 41 Royale, con su descomunal 8 cilindros en línea de 12,7 litros. En los años 20, estas cifras eran tan extremas como hoy puede serlo el W16 de 8.0 litros del Bugatti Chiron.

En cierto modo, el Avio 8C es el abuelo de los hiperdeportivos actuales, una pieza que conecta el espíritu pionero de la mecánica con la obsesión por la excelencia que caracteriza a Bugatti desde sus inicios.

Una joya lista para cambiar de manos

Este agosto, el coche volverá a escena para protagonizar una de las subastas más esperadas del año durante la Monterey Car Week, en el lujoso Quail Lodge & Golf Club de California. Bonhams Cars será la casa encargada de ofrecer este descapotable centenario sin precio de reserva, lo que podría hacer saltar todas las previsiones.

Pero más allá del interés del evento, lo importante es lo que representa este coche: una cápsula del tiempo, una obra de arte funcional y, sobre todo, una muestra sublime de cómo la carrocería y el diseño pueden ser eternos cuando se conjugan con pasión e historia.

Carrocería de leyenda, pintura con historia

En este Bugatti-Diatto, todo lo visible habla de otra época: el tono apagado de su pintura envejecida, el cuero curtido que recubre el interior, las costuras visibles, los elementos metálicos sin pulir… Es una pieza viva, que no ha sido "maquillada" para brillar artificialmente, sino tratada con respeto y rigor para mantener su autenticidad.

Este enfoque en la conservación del acabado es exactamente el que también guía a los expertos en chapa y pintura de la red CertifiedFirst: una atención minuciosa al detalle, el conocimiento de los materiales originales y la capacidad de devolver la esencia de cualquier coche, ya sea clásico o moderno.

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Tanto si conduces un clásico con décadas de historia como si tu coche actual ha sufrido un golpe, la calidad del acabado importa. El estado de la pintura y de la carrocería no solo define la estética del vehículo, sino también su valor y su capacidad para resistir el paso del tiempo.

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(Imagen: cars.bonhams)

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