Resucitado del desierto: la increíble historia del Ferrari que Fangio condujo y el tiempo olvidó

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En el mundo del motor, hay hallazgos que van mucho más allá del valor económico. Descubrir un Ferrari abandonado ya es, en sí mismo, un suceso extraordinario. Pero si se trata de uno de los escasos Ferrari 166 MM fabricados en 1950 —una auténtica joya de la historia del automóvil— y, además, con un pasado vinculado a Juan Manuel Fangio, el hallazgo se convierte en leyenda. Esta es la historia de un coche que lo tuvo todo… y lo perdió entre la arena del desierto, hasta reaparecer como símbolo de la belleza clásica y la importancia de conservar la carrocería con mimo y profesionalidad.

El Ferrari 166 MM: el coche que dio forma a la identidad de la marca

Cuando Enzo Ferrari lanzó el modelo 166 MM a finales de los años 40, apenas llevaba unos años como fabricante independiente. El diseño, firmado por Carrozzeria Touring, se convirtió rápidamente en un emblema de la marca. Con motor V12 de dos litros y 140 CV, el 166 MM no solo era potente, sino una obra de arte sobre ruedas.

Solo se fabricaron 25 unidades, y su presencia en competiciones como Le Mans, Silverstone o la Targa Florio lo consolidó como un icono del motorsport. Pero ¿cómo pudo uno de estos vehículos acabar semioculto bajo capas de polvo, plásticos y abandono?

De los circuitos europeos… al olvido en un jardín de Arizona

La historia de este Ferrari concreto da un giro inesperado en los años 60. Un soldado estadounidense, destinado en Alemania, se topa con el coche en un concesionario suizo. Reg Lee Litton, amigo suyo y entusiasta de la marca italiana, acepta comprarlo y enviarlo a Estados Unidos. Lo recoge en Long Beach y lo lleva a Arizona, donde lo utiliza tanto en carretera como en competiciones locales.

Pero un día, el Ferrari 166 MM sufre una avería. Lejos de enviarlo al taller o buscar una restauración, Litton lo cubre con alfombras y lo deja en el jardín de su casa. Con el paso de los años, esas alfombras desaparecen y el coche queda completamente expuesto a las inclemencias del tiempo y al polvo seco y abrasivo del desierto.

Carrocería castigada por el clima: un ejemplo de lo que no se debe hacer

El abandono de este Ferrari es un caso paradigmático de cómo el paso del tiempo y la falta de protección pueden deteriorar gravemente la carrocería de un coche, incluso si hablamos de una pieza histórica. En zonas desérticas como Arizona, la radiación solar extrema, las partículas de arena y los cambios de temperatura provocan un envejecimiento acelerado de la pintura y favorecen la aparición de óxido en zonas sensibles.

Cuando finalmente se destapa el coche, años después de la muerte de Litton, la carrocería muestra signos severos de desgaste, pero también algo inusual: su autenticidad estaba intacta.

La sorpresa: Fangio estuvo al volante

Al comprar el vehículo, el nuevo propietario contacta con Marcel Massini, uno de los mayores expertos en Ferrari clásicos. Juntos comienzan un proceso de documentación que les lleva a descubrir fotografías históricas del mismo coche participando en carreras legendarias. Pero lo más sorprendente surge al examinar una fecha grabada en el motor: 6/9/49.

Investigaciones posteriores revelan que esa unidad fue conducida por Juan Manuel Fangio, el mítico piloto argentino y cinco veces campeón del mundo de Fórmula 1. Un hecho que no solo revaloriza el coche, sino que lo convierte en una cápsula del tiempo sobre cuatro ruedas, con cicatrices que hablan de su vida pasada.

Restaurar con respeto: la clave para devolver el esplendor

Consciente del valor del coche, su nuevo dueño envía el Ferrari a Patrick Ottis, uno de los restauradores de Ferrari más prestigiosos. Su misión: recuperar el esplendor del vehículo respetando su historia. Cada línea de la carrocería, cada capa de pintura, cada detalle ha de ser tratado con precisión quirúrgica para que el resultado no sea una simple restauración, sino una resurrección fiel a la esencia del coche.

En estos casos, la experiencia en reparación de chapa y pintura de coches clásicos y exclusivos es fundamental para lograr un acabado digno de museo y que no borre las huellas de su historia.

Lo que la arena no pudo borrar

Aunque durante décadas fue olvidado bajo el sol, el viento y la arena, este Ferrari 166 MM conservó la esencia de lo que significa la excelencia sobre ruedas. Su carrocería, castigada por el entorno, resistió el paso del tiempo como pudo. Hoy, su restauración es un testimonio del valor que tiene cuidar la apariencia exterior de un coche, no solo por una cuestión estética, sino porque en ella también se conserva su alma.

Si tu coche habla, que no lo haga con óxido

Este increíble hallazgo nos recuerda lo importante que es proteger y mantener en buen estado la carrocería de cualquier coche, ya sea una joya clásica o un compañero del día a día. El entorno puede ser implacable, y los pequeños daños pueden convertirse en problemas mayores si no se reparan a tiempo.

Por eso, si detectas arañazos, rozaduras, corrosión o pérdida de brillo, acude a un taller de chapa y pintura especializado. Y si quieres asegurarte de que tu coche está en manos de expertos con la tecnología y el cuidado que merece, confía en los profesionales de la Red CertifiedFirst.

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