Pagani Huayra Codalunga Speedster: elegancia, ligereza y diseño artesanal al servicio del viento
Hay coches que son máquinas, y hay coches que son obras de arte. El Pagani Huayra Codalunga Speedster pertenece, sin duda, a la segunda categoría. Su nombre evoca la ligereza de una corriente de aire y la sensualidad de una escultura en movimiento. Pero su verdadera esencia va mucho más allá del rendimiento: es una oda al diseño puro, a la carrocería como expresión artística, a esa idea casi poética de que la velocidad también puede ser bella.
Este nuevo descapotable de Pagani no es solo una versión sin techo del Huayra Codalunga coupé: es una reinterpretación completa de la elegancia clásica bajo la mirada contemporánea de Horacio Pagani y su equipo. Su diseño nace de una idea muy concreta: volver a aquella época en la que los coches de carreras no solo eran rápidos, sino también hermosos. Aquella en la que las líneas eran limpias, los colores expresivos y cada curva contaba una historia.
Un regreso a la edad dorada del diseño
“En los años 50 y 60, los coches de carreras podían fusionar rendimiento y belleza en un equilibrio casi poético”, explicaba Lorenzo Kerkoc, jefe de Grandi Complicazioni. “Con el Huayra Codalunga Speedster, queríamos volver allí. A esa época de velocidad refinada. Eliminamos los apéndices aerodinámicos y las tomas de aire laterales para perseguir formas limpias y cónicas diseñadas para cortar el aire silenciosamente”.
El resultado es un coche que parece moverse incluso cuando está detenido. Su silueta es más fluida, sus proporciones más armónicas. El parabrisas, más bajo y envolvente, se funde con la línea del techo panorámico, formando un perfil continuo que recuerda a una gota de agua perfecta. Todo está pensado para transmitir esa ligereza visual y formal que define al speedster ideal.
Carrocería: la poesía del aire y la luz
Desde cualquier ángulo, el Huayra Codalunga Speedster revela una atención obsesiva al detalle. En su estructura de fibra de carbono y titanio, cada línea tiene una razón de ser. Los faros delanteros, incrustados como joyas en la carrocería, iluminan con precisión quirúrgica. El parachoques con splitter integrado canaliza el aire con exactitud milimétrica, mientras el nuevo capó trasero se estira hasta un difusor que culmina la aerodinámica con un equilibrio visual casi escultórico.
No hay entradas de aire visibles: todo fluye bajo la superficie, en un ejercicio de pureza aerodinámica digno de un reloj suizo. Las puertas, de apertura tradicional, refuerzan esa filosofía de esencialidad. Los umbrales y los pasos de rueda están esculpidos como si fueran una extensión natural del viento.
La barra antivuelco, pintada en el color de la carrocería, actúa como una firma visual: une exterior e interior en una continuidad cromática que recorre el túnel central, la palanca de cambios y el salpicadero. Y cuando la luz del sol se refleja sobre su superficie pulida, cada curva cobra vida, revelando el brillo profundo de los materiales nobles y la maestría artesanal que solo Pagani puede lograr.
Un interior que respira artesanía
Dentro del Huayra Codalunga Speedster, el tiempo parece detenerse. Cada pieza es un diálogo entre tradición artesanal y tecnología contemporánea. Los tonos semimates evocan los años 60, mientras los materiales —pieles martilladas, metales pulidos y maderas nobles— transmiten calidez y autenticidad.
El volante y el pomo del cambio, con su estructura de fibra de carbono y remaches de aluminio, rinden homenaje a los legendarios volantes Nardi de carreras. Son objetos que se tocan, se sienten, y que conectan directamente al conductor con la historia del automóvil.
El habitáculo, más que un espacio de conducción, es un taller de emociones sensoriales. Los asientos, las puertas y la consola están tapizados con un tejido exclusivo de más de 450.000 puntadas bordadas a mano, inspirado en los icónicos cuatro tubos de escape de Pagani. Un guiño a la alta costura, pero traducido al lenguaje del motor.
El corazón de una bestia refinada
Bajo esa carrocería de líneas puras y acabados sublimes late un motor V12 biturbo de 5.980 cc, desarrollado en colaboración con Mercedes-AMG. Este corazón, capaz de liberar una fuerza titánica, está diseñado no solo para acelerar, sino para respirar con el coche, proporcionando una experiencia sensorial completa.
El sistema de escape, construido íntegramente en titanio y con seis salidas en disposición artística, no solo reduce el peso: crea una melodía inconfundible, una firma sonora que convierte cada acelerón en una sinfonía de ingeniería.
La transmisión, desarrollada por Xtrac, está disponible en configuración manual pura o automatizada, permitiendo elegir entre precisión tecnológica o el placer visceral de cambiar de marcha con las propias manos.
Ingeniería y emoción en perfecta armonía
Cada elemento técnico del Huayra Codalunga Speedster está al servicio de una idea: fusionar el arte con la ciencia. Su monocasco de Carbo-Titanio y Carbo-Triax, sus frenos de carbono-cerámica firmados por Brembo, o las llantas avionales de 20” y 21” calzadas con neumáticos Pirelli Trofeo R, forman un conjunto que combina la más alta ingeniería con un refinamiento estético incomparable.
El resultado es un coche que no solo corre: flota sobre el asfalto, se agarra con precisión quirúrgica y reacciona como una extensión del cuerpo del conductor. Cada detalle técnico refuerza la idea de que, incluso en la era de la eficiencia digital, la emoción sigue siendo el motor más potente.
Ligereza, pureza y eternidad
“Cada Pagani nace para dar forma a la visión única que cada persona tiene de un hipercoche”, afirma Horacio Pagani, fundador y alma creativa de la marca. “Para algunos, debe ser extremo y audaz; para otros, encarna la elegancia y la armonía. El Huayra Codalunga Speedster es un homenaje a quienes imaginan su deportivo como un icono de ligereza e ímpetu, conformado por líneas esenciales que trascienden el tiempo con facilidad”.
Y esa es quizá la mayor virtud de este Pagani: su capacidad para emocionar sin estridencias, para deslumbrar sin exceso, para reivindicar que la belleza y la ingeniería pueden coexistir. Cada curva de su carrocería es una lección de diseño. Cada acabado, una demostración de respeto por la materia. Cada centímetro cuadrado, una promesa de perfección.
Una inspiración para quienes aman la perfección en la carrocería
El Pagani Huayra Codalunga Speedster es mucho más que un coche. Es una declaración de principios: la demostración de que la carrocería sigue siendo el alma visible del automóvil, ese elemento que conecta al conductor con la emoción de conducir algo único. Su acabado impecable, sus reflejos cambiantes y su aerodinámica sin artificios nos recuerdan que la excelencia siempre deja huella.
Y si tu coche necesita recuperar esa belleza que lo hizo especial, recuerda que la excelencia no es exclusiva de los hiperdeportivos. En la Red CertifiedFirst, los expertos en chapa y pintura dominan el arte de devolver a cada vehículo su mejor versión, cuidando cada detalle con la precisión y el respeto que caracterizan a los grandes artesanos.
Porque cada coche, como cada Pagani, merece brillar con luz propia.