VHPK: el peso pluma que redefine la deportividad con un solo asiento y pura fibra de carbono
En una época en la que los coches son cada vez más grandes, pesados y electrificados, Analogue Automotive ha decidido nadar a contracorriente. La firma británica ha presentado el VHPK, un modelo que parece sacado de otro tiempo —o de otro planeta—: un coche de un solo asiento, 254 caballos de potencia y apenas 600 kilos de peso. Sí, has leído bien: pesa menos que la batería de un coche eléctrico moderno.
En un mundo dominado por los SUV y los vehículos con baterías de cientos de kilos, el VHPK es un homenaje a la esencia más pura del automóvil deportivo: ligereza, precisión y conexión directa entre máquina y conductor.
Inspirado en un mito: el Lotus Elise S1
El punto de partida de este proyecto no es otro que el Lotus Elise S1, un modelo que marcó un antes y un después en la historia del diseño ligero. Lanzado en 1995, aquel pequeño biplaza de 907 kilos demostró que no hacía falta una tonelada de tecnología para disfrutar de la conducción. Bastaban una buena base, una carrocería ligera y un chasis pensado para transmitir cada curva.
Sin embargo, los ingenieros de Analogue Automotive pensaron que se podía ir todavía más lejos. Su meta: perfeccionar el Elise hasta límites que su creador original apenas habría imaginado. El resultado es el VHPK, una máquina que rebaja su peso hasta los 600 kilos. Para ponerlo en perspectiva, un Tesla Model Y tiene una batería de 771 kilos, y el Hummer EV supera los 1.300 kilos solo en su pila.
La receta: fibra de carbono y precisión artesanal
El secreto del VHPK está en su carrocería ultraligera fabricada casi por completo en fibra de carbono, un material tan ligero como resistente, que se ha convertido en la piedra angular de los coches más exclusivos del planeta.
Cada detalle, desde el capó hasta las llantas o los frenos, ha sido diseñado para ahorrar gramos sin comprometer la rigidez estructural. Incluso los discos de freno carbocerámicos contribuyen a reducir las masas no suspendidas, mejorando la respuesta del coche en frenadas y curvas.
El resultado es una obra de ingeniería donde la forma y la función se funden con elegancia, mostrando una superficie limpia, pura y agresiva, que parece tallada por el viento.
Un interior minimalista, centrado en la experiencia de conducción
Abrir la puerta del VHPK es como acceder al santuario de la velocidad. El interior está reducido a la mínima expresión: un solo asiento, situado en posición central, al estilo de los monoplazas de competición.
Esta configuración no solo contribuye a equilibrar el peso, sino que ofrece una simetría perfecta en el control del vehículo, logrando que el conductor sienta cada movimiento como una extensión natural de su cuerpo.
El habitáculo, también confeccionado en fibra de carbono, transmite la sensación de estar en una cápsula de precisión, donde nada sobra y todo está al servicio de la conducción pura.
Ligero sí, pero con músculo
Aunque su filosofía es la del minimalismo, el VHPK no renuncia a la potencia. Utiliza un motor 1.8 de origen Rover, el mismo que montaba el Lotus Elise S1, pero profundamente revisado y mejorado.
De los 120 CV originales, Analogue Automotive ha logrado exprimir 254 CV, una cifra que, combinada con su peso pluma, le otorga una relación peso/potencia de 406 CV por tonelada. En otras palabras: una aceleración brutal y una agilidad que roza lo imposible.
No hay sobrealimentación, ni artificios, ni modos de conducción. Solo un motor atmosférico, una caja manual y la conexión directa entre el pie derecho y las ruedas traseras.
Una joya para unos pocos privilegiados
El VHPK no está pensado para las masas. Analogue Automotive solo construirá 35 unidades, todas ellas fabricadas de forma artesanal y personalizables según las preferencias de cada cliente. Cada ejemplar será una pieza única, una escultura en movimiento creada para quienes buscan la pureza mecánica y la exclusividad absoluta.
Su limitada producción y su enfoque extremo lo convierten en un objeto de deseo para los coleccionistas, pero también en una declaración de principios: no todo en el futuro del automóvil debe ser digital y pesado; todavía hay espacio para la ligereza y la emoción analógica.
La belleza de la ligereza
Más allá de los números, el VHPK es un recordatorio de lo que hace verdaderamente especial a un coche deportivo: su capacidad para emocionar desde el primer vistazo.
Su carrocería, esculpida en fibra de carbono con precisión quirúrgica, refleja la luz de manera hipnótica, y cada curva parece diseñada para acariciar el aire en lugar de enfrentarlo. Es un coche que no necesita ser ruidoso para hacerse notar, porque su elegancia minimalista y su acabado impecable hablan por sí solos.
En un mercado saturado de pantallas, sensores y peso extra, el VHPK rescata la belleza del contacto directo, de la sencillez y del equilibrio perfecto entre potencia y control.
Una lección de diseño y pasión por la carrocería
El Analogue Automotive VHPK no es solo un coche: es una declaración artística de lo que significa la conducción pura. Representa el triunfo del diseño inteligente y de la obsesión por el detalle, de esa búsqueda constante de la perfección que solo unas pocas marcas logran alcanzar.
Si hay algo que el VHPK enseña es que la perfección está en los detalles. Y cuando se trata de cuidar la pintura, la chapa y el acabado de tu coche, nadie cuida mejor esos detalles que los expertos de CertifiedFirst.