Combustible, alquitrán y otros enemigos invisibles de la pintura: cómo proteger la carrocería de tu coche este otoño
Con el descenso de las temperaturas que anuncia la Aemet, muchos conductores centran su atención en preparar el coche para el frío: comprobar la batería, los neumáticos o el nivel de líquidos. Sin embargo, hay un aspecto que suele pasarse por alto y que puede afectar gravemente a la estética y conservación del vehículo: las manchas sobre la carrocería.
El barniz y la pintura no solo son una cuestión de apariencia; actúan como una barrera protectora frente a la humedad, la sal, el sol y la contaminación. Pero hay agentes más silenciosos y peligrosos que pueden deteriorar esta capa exterior: el combustible, el alquitrán, el aceite o incluso los excrementos de pájaros.
Combustible: un enemigo corrosivo para la pintura
Es una de las manchas más comunes y, paradójicamente, una de las más peligrosas. Un pequeño derrame de gasolina o gasóleo al repostar puede parecer inofensivo, pero su composición química tiene un efecto devastador sobre el barniz. Si no se limpia de inmediato, la pintura puede decolorarse, agrietarse o perder brillo de forma irreversible.
Estas manchas suelen aparecer cerca del tapón del depósito, aunque a veces las gotas se deslizan por otras zonas de la carrocería. La mejor estrategia es actuar en el momento, limpiando con agua templada y jabón neutro y secando bien la superficie. Si el combustible se ha secado o ha estado expuesto al sol, puede requerir productos específicos o incluso una intervención profesional.
Alquitrán: el residuo de la carretera que se adhiere al brillo
En carretera, especialmente en verano o tras obras recientes, es habitual que pequeñas partículas de alquitrán terminen adheridas a la carrocería. A simple vista pueden parecer simples puntos negros, pero con el tiempo se endurecen y penetran en el barniz, provocando una textura rugosa y un aspecto descuidado.
Intentar eliminarlas con métodos caseros puede ser contraproducente: frotar con fuerza o usar disolventes agresivos puede dañar la pintura. Por eso, lo más recomendable es utilizar productos específicos para eliminar alquitrán o acudir a un centro especializado donde puedan tratar la superficie con técnicas seguras que respeten el acabado original.
Otros culpables: aceite, insectos y excrementos de pájaros
Además del combustible y el alquitrán, hay otros enemigos frecuentes del brillo de tu coche:
► Aceite y grasa: procedentes del motor o del asfalto, pueden dejar manchas persistentes. Deben eliminarse con productos desengrasantes suaves, aplicados con cuidado.
► Insectos: especialmente tras largos viajes en verano, sus restos contienen ácidos que, con el calor, pueden erosionar la capa superficial de la pintura.
► Excrementos de pájaros: son una de las manchas más dañinas, ya que su acidez corroe el barniz en cuestión de horas. Lo ideal es retirarlos de inmediato aplicando agua abundante y un paño húmedo para ablandar la zona antes de limpiar suavemente.
Si la mancha lleva más de unas horas adherida, conviene usar un champú específico para vehículos, aplicar pulidor con un paño suave y finalizar con una capa de cera protectora para disimular el daño y restaurar el brillo.
Cómo proteger la carrocería durante el otoño e invierno
El frío, la humedad y la lluvia no solo afectan a la mecánica. En estas fechas, el agua combinada con la suciedad del asfalto favorece la aparición de residuos corrosivos sobre la pintura. Por eso, los expertos recomiendan seguir una rutina de limpieza y protección periódica:
► Lava el coche con frecuencia, incluso en invierno, para evitar la acumulación de contaminantes.
► Aplica ceras o tratamientos protectores que creen una película hidrofóbica, evitando que la suciedad y los líquidos penetren en el barniz.
► Evita limpiar en pleno sol o con el coche caliente, ya que las altas temperaturas pueden fijar aún más las manchas.
► Aparca en lugares cubiertos siempre que sea posible, para proteger la carrocería de la lluvia ácida y los excrementos de aves.
Cuando la limpieza casera no basta
Hay situaciones en las que, por mucho cuidado que pongamos, las manchas terminan penetrando en el barniz o dejando una huella visible. En esos casos, lo más recomendable es acudir a un taller especializado en carrocería, donde podrán diagnosticar el tipo de daño y aplicar el tratamiento más adecuado: desde un pulido profesional hasta una reparación localizada de pintura.
Además, un especialista podrá asesorarte sobre los productos y rutinas de mantenimiento más adecuados para mantener la carrocería en perfectas condiciones durante todo el año.
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