Pequeño por fuera, grande por dentro. Con este eslogan, Volkswagen lanzaba en mayo de 1975 el Polo, un compacto que no solo revolucionaría su segmento, sino que acabaría convirtiéndose en un icono mundial de la movilidad urbana. Hoy, 50 años después y con más de 20 millones de unidades vendidas, el Polo sigue siendo una referencia gracias a su diseño, versatilidad y, sobre todo, su capacidad para evolucionar sin perder su esencia.

Este post repasa la evolución de un modelo que ha conquistado generaciones y continentes, poniendo especial atención en aquello que lo ha hecho destacar durante medio siglo: su carrocería, su estilo y su impecable acabado.

En un mundo donde los coches tienden a parecerse cada vez más entre sí, el GFG Style Peralta S irrumpe como un relámpago futurista en mitad del asfalto. Su carrocería de aluminio pulido, tan reflectante que parece un espejo en movimiento, lo convierte no solo en un espectáculo para la vista, sino en una verdadera declaración de intenciones sobre el papel que puede jugar el diseño en la personalidad de un vehículo.

Cuando pensamos en la carrocería de un coche, lo primero que nos viene a la cabeza es su aspecto exterior: el color, el brillo, la ausencia de abolladuras o arañazos… Pero más allá de lo estético, la carrocería cumple funciones cruciales para la seguridad y el buen estado del vehículo. Ignorar su mantenimiento no solo afecta a la apariencia del coche, sino que puede poner en riesgo tu vida y la de tus acompañantes.

El mundo del motor está repleto de historias fascinantes, de proyectos que podrían haber cambiado la historia si hubieran visto la luz. El Peugeot 305 V6 de 1977 es precisamente uno de esos casos excepcionales: un vehículo creado para competir al máximo nivel en el Mundial de Rallies, pero que nunca pasó del prototipo debido a circunstancias externas.

La música tiene el poder mágico de transformar emociones en melodías inolvidables. Queen, una de las bandas británicas más influyentes de la historia, supo plasmar en cada canción un universo único. Sin embargo, pocos conocen que uno de sus mayores éxitos dedicados al mundo del automóvil, "I'm in Love with My Car", no fue cantado por Freddie Mercury, sino por el baterista de la banda, Roger Taylor.