British Racing Green: el origen de uno de los colores de coches más famosos, que regresa a la F-1
La parrilla de la Fórmula 1 recupera uno de los míticos colores de competición de la automoción: el British Racing Green. Un tono, que fue característico de las marcas inglesas, y que se suma al rojo de Ferrari, al naranja de los McLaren o al azul de Alpine.
El color British Racing Green está directamente ligado a los fabricantes de coches británicos: Aston Martin, Jaguar, Bentley, Land Rover o Rolls Royce.
Se trata de un tono verde oscuro que tiene su origen a principios del siglo XX. Este color fue usado por primera vez por los británicos cuando tuvieron que organizar una carrera de autos y fue por culpa de los irlandeses que acabaron adoptando este mítico tono.
El pasado mes de marzo, Aston Martin desveló su bólido en su regreso a la Fórmula 1. Bajo una gran lona apareció el coche y para sorpresa de todos, el color era el British Racing Green. Lejos quedaba el rosa del Racing Point, su equipo predecesor y heredero, a su vez, de la escudería Force India.
El excampeón del mundo Sebastian Vettel y Lance Stroll serán los encargados de pilotarlo y tratar de llevarlo hasta los podios esta temporada.
La historia
A principios del siglo XX, las carreras estaban enfocadas en competencias entre países, así que, en 1902, una carrera organizada por el magnate de los medios de comunicación, James Gordon Bennett Jr., llevó a diferentes países a participar en una carrera donde podrían inscribir hasta tres coches por nación.
El vencedor fue Reino Unido, pero no podían organizar una carrera en su territorio por la normativa de tráfico. El país tenía entonces un estricto límite de velocidad en sus carreteras de 20 km/h, un escenario poco o nada propicio para llevar a cabo esta prueba.
De este modo, los organizadores fueron acogidos por Irlanda, un país donde las leyes eran más flexibles en cuanto a límites de la velocidad.
De acuerdo con los periódicos locales de la época, los tres coches británicos participantes fueron pintados en el tono Shamrock Green (verde trébol) como una señal de respeto hacia sus nuevos anfitriones. Y así nació el color que lucirían durante décadas los equipos británicos participantes en la Fórmula 1.