Pequeños daños, grandes consecuencias: por qué arreglar arañazos y rozaduras sí merece la pena
Arañazos en la pintura, rozaduras en el parachoques, pequeñas abolladuras que parecen inofensivas… pero que con el paso del tiempo pueden transformarse en auténticos quebraderos de cabeza. Muchos conductores dudan: ¿realmente compensa reparar estos daños menores? La respuesta es clara: sí, merece la pena. No solo por una cuestión estética, sino por motivos de valor, seguridad y prevención.
En este post te explicamos por qué es recomendable reparar hasta los desperfectos más sutiles en la carrocería de tu coche, qué riesgos implica no hacerlo y cómo los talleres de chapa y pintura especializados pueden devolverte un acabado impecable.