¿Alguna vez te has preguntado quién “bautiza” a los modelos de los coches? ¿Por qué les ponen los nombres que les ponen? ¿Qué criterios siguen los fabricantes a la hora de fijar la nomenclatura de sus vehículos? Nombres de proyectos, de empresas, de marcas, de productos... En general, los nombres deben ser únicos, cortos, fáciles de recordar, con buena sonoridad en diferentes idiomas, creativos, que apele a las características o a la esencia de lo que representan... Elegir un nombre, algo que en marketing se conoce como naming, no suele ser sencillo, así que ¿cómo lo hacen las casas de automóviles?
¿Un coche que, además de circular por carretera, flotase en el agua? ¿Te suena a ciencia ficción? ¡Pues nada de eso! Ese coche existe. De hecho, su prototipo fue presentado en el Salón de Ginebra de 1959 y producido en los años 60; concretamente, desde 1961 a 1968. ¿Su nombre? El Amphicar.
Curioso, cuando menos, es el trabajo de repintado personalizado del Audi R8 del joven cantante Justin Bieber. En las redes sociales e Internet ha recibido todo tipo de críticas sobre su “dudoso” gusto, pero lo cierto es que más o menos un año después de que la personalización se llevase a cabo, Bieber sigue conduciendo y luciendo este vehículo con estampado de leopardo.
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Quizás tú no te acuerdes, aunque seas muy fan de las aventuras de esta peculiar familia americana: los Simpson. Pero en la segunda temporada de la serie, que aterrizó en España allá por 1991, Homer tuvo la oportunidad de diseñar un coche para la empresa automovilística de su recién encontrado hermano Herb. Pues bien, ese coche, apodado “The Hommer”, ¡existe de verdad!