¿Has oído la expresión “Ver y ser visto”? Seguro que sí. Todos los automovilistas sabemos que la visibilidad es importantísima en seguridad. La visibilidad entendida en el sentido de que nosotros como conductores podamos ver lo que ocurre en la carretera. Y también entendida en el sentido contrario, es decir, que los demás usuarios de la vía (ya sean otros vehículos, motos, peatones, ciclistas etc.) nos vean bien.

La novedad es que no es ninguna novedad. Y es que desde 2010, el color blanco es el líder a la hora de vestir la carrocería del automóvil. Es el color que más se repite en la pintura del coche a nivel mundial. Parece que el reinado de los colores ‘clásicos’ (el blanco, el negro, el gris plateado) se perpetúa año tras año. Pero eso no significa que no haya otros colores que vayan ganando popularidad.

Los colores nos evocan sentimientos, referencias, emociones. Y no sólo a nivel personal. Cada cultura, cada sociedad asocia diferentes conceptos a los colores. Los interpreta de manera diferente. Uno de los ejemplos más claros lo tenemos en el color del luto. Para nosotros, en un pasado no tan lejano, fue el negro riguroso, de pies a cabeza. Pero el color del luto es el rojo en Sudáfrica, el amarillo en Egipto, el azul en Irán y Korea, el morado en Brazil y Tailandia…

¿Moda? ¿Gusto personal? ¿Cuestión práctica? El color que viste la carrocería de tu coche va más allá de ti y tu personalidad. Por eso, hoy te traemos una visión diferente del color en el coche. Bueno, para ser exactos, te traemos tres visiones diferentes.

Tierra. Agua. Fuego. Aire. Cielo. Son los ‘Godai’, los cinco elementos naturales básicos en la cultura japonesa. Y han servido de inspiración para Lamborghini en la celebración del aniversario de su llegada a Japón, de la mano de uno de sus modelos más emblemáticos.