Con la llegada del año nuevo, es habitual que hagamos balance y propósitos. ¿Por qué no incluir a la carrocería del coche en el punto de mira? Ya no se trata sólo de conducir un coche guapo y sano también en la chapa y pintura del coche, sino de que realmente los daños e imperfecciones de la carrocería pueden afectar a la seguridad vial del coche.

Uno de los hitos importantes de 2018 ha sido la reforma de la Inspección Técnica de Vehículos. La “nueva” ITV llegaba con aire duro, destinada a plantar cara a las manipulaciones de las emisiones, a mejorar la revisión de los sistemas eléctricos del vehículo y ser más exhaustivos en la revisión de los neumáticos. Pero, ¿y la carrocería y la pintura del coche?

Ríos de tinta (digital) se han escrito sobre la nueva ITV. Una ITV que trata de actualizarse y estar a la altura de los vehículos más modernos. Pero no sólo de emisiones o temas mecánicos viven las estaciones de ITV. Y es que la carrocería cobra cada vez más importancia en la inspección técnica.

¿Te acuerdas de aquellos años, no hace tanto tiempo, en los que el tuning se puso realmente de moda y era frecuente encontrar vehículos por la carretera con modificaciones visibles? Trabajos de pintura muy llamativos, alerones, tubos de escape grandes y ruidosos… El ‘Todo vale’ parecía la norma imperante. Y quizás por ese uso (o abuso), por esa libertad la cosa dejó de ser tan sencilla y en las estaciones de ITV, al hacer la revisión, empezaron a mirar con lupa todas las modificaciones de los coches, de las puramente estéticas a las mecánicas. ¿Que querías cambiar el volante de tu coche por otro? Homologación. ¿Que habías puesto un alerón? Homologación. Y así hemos llegado a la nueva ITV. La que dicen que es más dura y rígida. La nueva ITV 2018.

¿Piensas que la revisión de la ITV sólo afecta a las cuestiones mecánicas del automóvil? Muchos automovilistas lo ven así. Opinan que si el coche arranca, anda y frena, prácticamente no hay nada más de qué preocuparse. En realidad, esto nunca ha sido así.