Contrariamente a lo que pueda pensarse, la limpieza del coche no es una simple extensión de la higiene personal. Sí, hay a quien le gusta llevar el coche limpio y reluciente en todo momento. Ese tipo de automovilista que sufre con cada gota de lluvia, y no digamos ya con las salpicaduras de barro, granizos, toquecitos y, en fin, todo ese universo de pequeños “desastres” que puede atacar a su amado coche. En el extremo contrario nos encontramos automovilistas más descuidados, que dejan pasar meses sin lavar la pintura del coche y que tienden a acumular papeles, envoltorios y a saber qué más en el interior del habitáculo.

No todos los líquidos, fluidos y componentes de un coche son ‘amigables’ con el vehículo. De hecho, algunos, empleados fuera de su función natural, pueden ocasionar verdaderos desastres. Uno de ellos es el líquido de frenos. ¿Sabías que una simple gota de líquido de frenos derramada sobre la carrocería puede estropear la pintura del coche?

¿Cuidamos lo suficiente los automovilistas españoles la chapa y pintura del coche? Parece ser que no. Y es que, aunque en el manual de las ITV también hay un capítulo para la carrocería, al pensar en la Inspección Técnica de Vehículos solemos centrar la atención en la mecánica o la electricidad del coche, en detrimento de la carrocería.

El color blanco sigue imbatible: continúa siendo el color preferido por los automovilistas para vestir la carrocería del coche. Y esto es así a nivel mundial: los coches con pintura blanca triunfan a lo largo y ancho del planeta.

¿Y si usamos el color para ayudar a los automovilistas a circular a la velocidad adecuada… y a las autoridades a detectar a aquellos que no lo hacen? Pues un nuevo gadget podría hacerlo posible: se trata de un sistema que cambia el color de las ruedas del coche en función de la velocidad a la que circule.