La elección del color de un coche no solo refleja la personalidad y los gustos del propietario, sino que también influye en el valor residual del vehículo y, sorprendentemente, en la probabilidad de sufrir accidentes. En los últimos 20 años, hemos presenciado una notable transformación en las preferencias de color de los automovilistas. Colores vibrantes como el amarillo están desapareciendo, mientras que los tonos más sobrios, especialmente los de la escala de grises, dominan el mercado.

Si nos detenemos un instante y pensamos en las carrocerías de tipo pick-up, nos imaginamos vehículos bastante grandes, la mayor parte de ellos americanos, largos, altos y con una gran caja detrás para poder llevar cualquier cosa que se nos ocurra.

Ni el CyberTruck, ni el Model S, ni el Model X, ni el Tesla Roadster, el coche que tenía el dueño de Twitter, no destacaba por su equipamiento multimedia ni por sus cero emisiones

Las carrocerías de vehículos de tipo SUV han invadido no solo en las carreteras de nuestro país, sino que este tipo de coches son todo un éxito a nivel mundial como lo fueron en su tiempo otros tipos como los Break.

Desde su nacimiento, todos los amantes del motor saben que las carrocerías del fabricante sueco Koenigsegg se caracterizan por optimizar la aerodinámica, haciendo que el coche sea mucho más rápido.