Unir las palabras granizada y coche es sinónimo de pesadilla para la mayoría de conductores. De hecho, para la mayoría de los automovilistas es una de sus peores pesadillas: que su precioso automóvil esté recibiendo el impacto de cientos o miles de pequeñas y duras bolitas de hielo.

¿A quién no le gustaría que la pintura del coche estuviese como el primer día, independientemente de la edad o kilómetros del coche? ¿Es un sueño imposible? No nos atrevemos a decir tanto, pero sí es difícil, muy difícil. Y es que, a pesar de que los fabricantes de pinturas han conseguido fórmulas cada vez más resistentes y duraderas, y que los profesionales de chapa y pintura hemos mejorado los procesos con el mismo objetivo, la pintura del coche es algo delicada. Claro que es muy comprensible: la pintura del coche tiene no pocos ‘enemigos’. Están por todas partes. Y es fácil encontrarse con ellos. ¿Repasamos algunos?

¿Exageración? ¿Leyenda urbana? Nada de eso. Sí, puede que pensar en lavar el coche nos produzca cierta pereza (sobre todo en las frías mañanas de invierno). Sí, puede que a veces nos falte el tiempo. Pero, ¿a quién no le gusta ver su coche limpio y reluciente? Pues un estudio ha puesto números a esa sensación.

Lavar el coche lleva tiempo, bien lo sabes. Requiere de cierta dedicación, e incluso instrumental ‘especializado’. Por eso, muchos automovilistas optan por los rápidos túneles de lavado que, sin embargo, pueden producir micro abrasiones o rayones sobre la pintura del coche.

Y no, no es una leyenda urbana. Es algo real que les ha pasado a muchos automovilistas que han puesto el chorro de la manguera de lavado a presión demasiado cerca de la pintura. Pero, ¿por qué ocurre esto? ¿Le puede pasar a cualquiera?