La imagen de un papamóvil suele evocar vehículos modernos, blindados y con grandes cristales panorámicos. Sin embargo, la historia del primer coche oficial del Papa comienza mucho antes de que este término existiera, con un modelo que ha pasado casi desapercibido en la historia del automóvil: el Mercedes-Benz 460 Nürburg limousine, diseñado por Ferdinand Porsche y entregado al Papa Pío XI en 1930.

En el exclusivo mundo de los hiperdeportivos, donde cada detalle está concebido para rendir al máximo en circuito, hay un modelo que ha elevado ese concepto a su máxima expresión: el Bugatti Bolide. Se trata de un coche que no solo impresiona por su rendimiento y diseño aerodinámico, sino también por sus exigencias técnicas, que lo convierten en un verdadero reto tanto para pilotos como para quienes se encargan de su mantenimiento.

El Citroën C5 Aircross regresa renovado para consolidarse como uno de los SUV más equilibrados del mercado. Un modelo que, sin romper con su filosofía original de confort y practicidad, apuesta esta vez por un diseño exterior más trabajado, un interior completamente rediseñado y una oferta mecánica que abarca desde la hibridación ligera hasta versiones 100% eléctricas.

El óxido no solo afea el aspecto de tu coche: también es uno de los enemigos más dañinos para la carrocería y la estructura del vehículo. Si no se detecta y se trata a tiempo, puede avanzar silenciosamente y causar daños muy costosos, afectando incluso a la seguridad y al valor de reventa.

No todos los días un coche fabricado en España entra en la historia del Vaticano. Pero eso fue exactamente lo que ocurrió en 1982, cuando SEAT fue la marca elegida para adaptar un papamóvil para la visita de Juan Pablo II a nuestro país. Lo más sorprendente de todo es que el modelo seleccionado fue un modesto SEAT Panda, un coche urbano sencillo que, con ingenio y habilidad, se convirtió en un vehículo digno de un pontífice.