Como profesionales de la carrocería y la pintura del vehículo nuestro objetivo es siempre la perfección. En la igualación del color. En la duración de la pintura. En su brillo. Miramos, medimos, tocamos la chapa del coche buscando el resultado perfecto y la mayor de las recompensas: el trabajo bien hecho, el cliente satisfecho.
Pero, por muy técnicos que seamos, por muy perfeccionistas que seamos, sí, nosotros, los pintores de coches, también tenemos un poco de ‘alma de artista’. Somos artistas de taller. De trazo preciso. De color exacto. De pistola en vez de pincel. Pero artistas, a fin de cuentas.
Y, como artistas, nos encanta admirar los trabajos de pintura más libres y creativos. Nuestro día a día transcurre entre formulaciones, técnicas y números para lograr el acabado perfecto, pero de vez en cuando nos gusta observar a los artistas libres que pintan sobre el coche como si fuese lienzo en blanco.