Aparcar a la sombra es uno de los 'retos' de cualquier conductor o conductora, especialmente, en verano. Proteger el coche del sol y las altas temperaturas es casi una obsesión para muchos automovilistas, que llegarán a dar vueltas y más vueltas hasta encontrar un hueco protegido del sol. Sin embargo, conseguirlo puede tener 'daños colaterales'...

El aparcamiento es una de las maniobras en la que más conductores ponen en peligro la pintura y la carrocería de su coche. Y es que esta operación es cada vez más complicada para los conductores. A la eterna dificultad que entraña dicha maniobra, dos circunstancias no han hecho sino incrementarla: escasez de plazas o plazas pequeñas para los coches actuales.

Sedán, coupé, cabrio, targa… ¿Sabías que también existe la carrocería ‘woodie’? La historia de los ‘woodies’ (de wood, ‘madera’ en inglés) es una historia de cambios sociales y tecnológicos. Los primeros coches tenían carrocerías de madera, al estilo de las carrozas de caballos, pero, ya a comienzos del s. XX, aparecen los primeros coches con carrocería metálica y de aluminio.

El verano es sinónimo de vacaciones y diversión, pero también de mucho sol y calor, factores que pueden afectar, y mucho, a la salud de la carrocería de nuestro vehículo. Las largas jornadas de sol, la arena de la playa, la sal del mar o la proliferación de insectos son algunos de los elementos que pueden comprometer el estado de la pintura de nuestro coche.

A lo largo de la vida de un coche, la mayoría de sus visitas al taller tendrán que ver con operaciones de mantenimiento o reparación relacionadas con su mecánica. En cambio, es probable que las visitas a los talleres de reparación de chapa y pintura sean más esporádicas, por lo que puede que no tengas tan presente cómo este tipo de talleres te ayuda a hacer tu día a día más fácil, logrando que tu vehículo conserve -o recupere si lo ha perdido- su aspecto original mientras sigue a tu lado...