Hace no tanto tiempo el número de carrocerías disponibles para un determinado modelo era bastante limitado. Se podía elegir entre 3 y 5 puertas, carrocería familiar, algún descapotable… y poco más. Pero desde hace algún tiempo, esto ha cambiado bastante, ¿verdad? Sobre todo, con la entrada en prensa y revistas de numerosos anglicismos. ¿Spyder? ¿Fastback? Es normal sentirse un poco perdido con tanta nomenclatura y en un idioma que probablemente no dominamos.

¿Cuánta importancia concedemos a la limpieza del coche? Seguramente todos los automovilistas, en caso de poder elegir, preferimos estar al volante de un coche limpio, impecable, tanto por dentro como por fuera. Pero mantener la pintura del coche y el interior del habitáculo en buenas condiciones de limpieza es una tarea costosa en términos de tiempo. Así que no siempre cumplimos. Y dejamos, otra semana más, el coche sin pasar por el lavadero. Esto ya es sintomático de que realmente no estamos dando a la limpieza del coche la importancia que se merece. Retrasamos los lavados. A veces lavar el coche no pasa mucho más allá de unos manguerazos rápidos con chorro de agua a presión.

Seguro que conoces el refrán: Más vale prevenir que curar. Pura sabiduría popular perfectamente aplicable al cuidado de la pintura del coche. De hecho, es un clásico entre nuestros consejos para proteger la pintura del coche: evitar exponer la pintura del coche a factores y elementos que puedan dañarla. Pero sabemos que no siempre esto es posible y por suerte casi todo tiene solución…

¿Somos los automovilistas españoles fieles a las marcas de coches? ¿O nos gusta cambiar de marca? ¿Tenemos claro que nuestro próximo coche será del mismo fabricante que el vehículo actual… o suspiramos por visitar todos los concesionarios en varios kilómetros a la redonda?

Cuando los primeros automóviles vieron la luz, su cercanía con los carros de caballos era innegable. Ésa era la referencia. Sólo que los caballos dejaban paso a aquella primitiva tecnología, los primeros motores. Los primeros coches apenas tenían lo imprescindible. Una estructura para la parte mecánica, ruedas y un asiento para el conductor y, tal vez, para copiloto. Poco más. Por no haber, no había ni carrocería…